FIRENZE (II)

Como os comentaba el otro día, el centro histórico de Florencia es más bien pequeño y se puede ir andando a casi cualquier sitio que se quiera visitar, ya que los principales lugares de interés están bastante próximos los unos de los otros.

Con una excepción, el Piazzale Michelangelo, un mirador situado en el monte sur del río Arno desde donde se pueden disfrutar unas vistas maravillosas de la ciudad.

Durante mi Erasmus ese lugar fue muy importante para mí. Siempre iba cuando estaba agobiada o tenía ganas de volver a casa.Sentarme en la gran escalinata de la plaza y observar la impresionante panorámica de la ciudad mientras atardecía me daba fuerzas y me recordaba por qué estaba allí. Además, casi siempre hay artistas callejeros tocando algún instrumento o cantando canciones dulces y románticas, de manera que la experiencia se puede convertir en algo mágico, te hace desconectar y disfrutar todavía más del momento. El Piazzale es, sin duda, uno de los rincones más especiales y bonitos de Florencia.

Nosotras teníamos muchísimas ganas de volver y ver de nuevo una de sus magníficas puestas de sol, así que el viernes por la tarde lo dedicamos a ir hasta allí paseando, pasando otra vez por algunos lugares que nos apetecía volver a ver, como nuestra casa o "nuestro puente", para después, bordeando el Arno, recorrer caminos y lugares por los que habíamos pasado 1000 veces y nos traían muy buenos recuerdos, hasta, casi cuando se hacía de noche, llegar a nuestro querido mirador.

Al estar un poco lejos del centro hay varias líneas de autobuses que van hasta allí y te dejan prácticamente en el centro de la plaza, pero, sinceramente, nunca las he usado. Creo que el camino hacia allí es demasiado especial como para ir de otro modo que no sea andando. No está tan lejos como para necesitar coger un medio de transporte (si sales desde el centro de la ciudad claro) y el paseo merece totalmente la pena. Florencia es demasiado bonita y esconde demasiados rincones como para recorrerla con prisa por llegar a algún sitio. Hay que disfrutarla, saborearla y dejarse atrapar por su encanto. En cualquier esquina te puedes encontrar con una plaza, un restaurante, una tienda o unas vistas maravillosas y eso hay que aprovecharlo.

Tuvimos suerte de llegar a tiempo para ver la puesta de sol y, después, nos quedamos un rato allí, hablando, recordando buenos momentos, haciendo fotos y, sencillamente, disfrutando de las increíbles vistas que la ciudad nos ofrecía. De verdad que te embelesan y te atrapan, hacen que no te quieras ir nunca de allí.

Cuando oscureció quedamos con un viejo amigo que estaba también de paso por la ciudad y fuimos a cenar con él a un "aperitivi", muy típicos en la ciudad y, creo, en toda Italia. Los organizan en muchos bares y son, básicamente, cenas con buffet libre en el que se pagan sólo las consumiciones de bebida, siendo obligatorio pagar una primera copa, cerveza o lo que se desee. Normalmente valen entre 7 y 9 euros, aunque está claro que hay de todo, y son una muy buena manera de probar varios platos de comida y no quedarnos sólo con los típicos espaguetis carbonara y similares. Suele haber desde entrantes (ensaladas, patatas fritas, verduras asadas...) hasta postres, pasando por diferentes platos de carne, a veces pescado y, evidentemente, pasta, pizza y risotto.

No me enrollo más porque creo que las fotos desde el Piazzale hablan por sí solas, aunque no hacen justicia al espectacular paisaje que se puede ver desde allí. Siento la calidad de algunas de ellas pero, por la luz, era un poco difícil que saliesen mejor. Espero que viéndolas podáis sentir, aunque sea un poco, la magia que transmite ese lugar y lo especial que es.

1000 besos y millones de gracias por estar ahí =)

Fotos: Pilar Prieto & Nicola Branger

Pañuelo / Foulard: Zara (old)

Jersey / Maglia: H&M (au/w '13)

Slippers: Zara (s/s '13)

Anillo / Anello: Le Cadó

Pendientes / Orecchini: Tous