Hace unos meses, no recuerdo si a finales de octubre o a principios de noviembre, compré la tela del abrigo que llevo en estas fotos. Una lana cashmere de alta calidad, muy suave y calentita. El tejido perfecto para confeccionar un abrigo atemporal, un fondo de armario que pueda durarnos prácticamente toda la vida.
Nunca antes me había atrevido con una prenda tan complicada, tanto por el patronaje como por la confección en sí. Me había hecho algunas chaquetas antes, pero nunca con bolsillos y solapas, ni con un auténtico cuello sastre, tan elaborado y costoso.
Este abrigo ha sido mi pequeño gran reto desde que empecé a trabajar con él a finales de noviembre.
Durante el proceso de confección ha habido momentos muy desesperantes, como cuando veía que cosía sin parar, que dedicaba horas enteras a ir puliendo detalles y rematando acabados, pero aún así el trabajo parecía no finalizar nunca, o como cuando me lo probaba y había tal cantidad de tela (el abrigo lleva, aparte del forro, dos tipos distintos de entretela que ayudan a dar cuerpo al tejido) que el resultado final no se terminaba de ver del todo y me daba miedo que no fuese a quedar como yo imaginaba... También otros muy gratificantes, como cuando después de días de trabajo terminaba ¡por fin! una de las piezas, ya que eso significaba que podía empezar a trabajar en otra, o cuando iba montando las distintas partes y todo parecía empezar a tomar forma.
Pero lo mejor es que me ha hecho aprender muchísimo, y, después de todo, puedo decir que tantísimo trabajo y tantísimas horas dedicadas a él han valido la pena, porque la satisfacción que da el llevar puesto algo que has hecho tú, que sabes lo que te ha costado y la dificultad que conlleva, pero que, aún así, has conseguido sacar adelante, es enorme.
He tardado tanto en terminarlo (las últimas puntadas se las di el pasado viernes) que ya pensaba que no me daría tiempo a estrenarlo.
Como os decía, quería que fuese una prenda atemporal, más bien clásica, que no pasara de moda y me pudiese seguir poniendo también de más mayor, pero que tuviera un toque diferente que lo hiciese especial y rompiese un poco ese aire de "básico" que tiene, por ello decidí forrarlo en un precioso color granate (con las prisas no nos dimos cuenta de que en ninguna foto se veía el forro, la próxima vez que lo saque prometo enseñároslo =P) en vez de con algún tono marrón como hubiese sido lo más lógico.
Mi abuela, hija de sastre y modista, que lleva cosiendo desde que era una niña, me dijo cuando lo vio que si había sido capaz de hacer este abrigo ya podía coser cualquier cosa. Yo, la verdad, es que todavía no me siento tan preparada xd pero que alguien a quien yo admiro tanto y que, además, sabe tantísimo de costura, me diga algo así y esté orgullosa de mi trabajo es mi mejor regalo =)
Para mí este no es un abrigo o chaquetón más de mi armario, es EL abrigo, de ahí el título del post =P
Espero que os guste!
Feliz martes!!
Fotos: Raul Luna
Abrigo: Renata Giglio
Camiseta: Camden (Londres)
Bolso: H&M
Zapatillas: Primark
Bufanda: Zara